Quito la toalla con los dientes para poder ver lo que se esconde debajo.

Acabo de empezar la mañana y las cosas empiezan a ponerse muy mal o mejor dicho pero muy calientes cuando me encuentro con que el paciente que espera su masaje muestra su polla rígida debajo de la toalla. Esta es la primera vez que me pasa esto en el trabajo, pero no puedo contenerme ante eso y mi trasero está bien abierto. Deslizo mi mano debajo de la toalla y comienzo a masajear y endurecer aún más su rica polla.